COALICIÓN DEMOCRÁTICA DE CENTRO HUMANISTA

Marvin Herrera Araya

El expresidente Rafael Ángel Calderón Fournier ha lanzado, públicamente, por diversos medios escritos, igual en entrevista radiales y en televisión, la patriótica propuesta de construir una fuerte, organizada y representativa coalición política, con miras a las elecciones del 2022, la cual ha calado hondo en ciudadanos demócratas de pensamiento humanista, quienes no comparten ideologías extremas de derecha ni de izquierda y expresan serias y profundas preocupaciones frente a la aguda y compleja crisis nacional que, actualmente, estamos viviendo en lo económico, financiero, social, de salud y moral, originada por la  impreparación e incapacidad para gobernar del PAC.


De manera esperanzadora, han empezado a darse opiniones de respaldo político a la propuesta del expresidente Calderón Fournier, de parte de quienes tienen conciencia de la trascendencia de esta iniciativa para los costarricenses. El propósito es ganar las próximas elecciones con el firme compromiso de rescatar a Costa Rica y restaurarla y, para ello, ocuparse de resolver, con patriotismo, eficiencia y rectitud los gravísimos problemas que hoy hunden a Costa Rica en el atraso, la desesperanza, desilusión y pérdida de calidad de vida. Lograr este inaplazable cometido es un deber de todo humanista, lo cual implica valorar la preeminencia del ser humano, respetar su dignidad y derechos, mejorar sus condiciones de vida y actuar con civismo.

El Código Electoral, en sus artículos 83, 84 y 85 del Capítulo V, regula todo lo concerniente a la coalición de los partidos políticos, en este caso, inscritos a escala nacional, en el entendido de que los partidos coaligados mantendrán su propia identidad. Indica, además, que las condiciones de la coalición deben ser acordadas por los partidos y materializada en un acuerdo escrito, firmado por los representantes legales de los partidos y aprobado por las respectivas asambleas nacionales, al tratarse de partidos inscritos a escala nacional. Entre los requisitos, deberá elaborarse un programa de gobierno que, en mi criterio, debe contener las propuestas direccionadas a fomentar la vida democrática y republicana que ha distinguido a Costa Rica, promover el bienestar y desarrollo integral del país. Dicho acuerdo debe registrarse en el TSE.

Sin ignorar las limitaciones de tiempo y  del quehacer de los partidos, debido a las restricciones generadas por la pandemia, lo esperable es que la coalición se dé para escoger y legitimar al candidato a la Presidencia de la República de la coalición. Respecto a la designación de las candidatas y los candidatos a las diputaciones, se consideran dos rutas: a) concordar una sola papeleta de la coalición, como sucedió en 1978 y 1982, decisiones que favorecieron un mejor y congrente desempeño en la gobernanza y b) que cada partido coaligado presente a los electores su propia propuesta. Con voluntad política y compromiso cívico-político esto es absolutamente posible.

Entiendo que la iniciativa del expresidente Calderón Fournier va más allá de, simplemente, ganar unas elecciones per se, dado que en diversas ocasiones se ha referido con conocimiento y experiencia de gobernante a la delicada y difícil crisis global de nuestro Estado y a la urgencia de resolverla, pues sus nefastos efectos golpean, severamente, a todos los que vivimos en nuestra querida Costa Rica.

Retornar a la justicia social, la solidaridad, las libertades fundamentales, el respeto a la familia tradicional, el bien común, la paz, la ética, la cultura de la vida, contrapuesta a la norma técnica que permite el libre aborto, recién firmada por este gobierno,  y a la unidad de los costarricenses, opuesta al fraccionamiento de nuestra sociedad, provocado por el PAC, son imperativos inexcusables para todo demócrata humanista.

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